La homosexualidad es común entre mamíferos, aves o insectos, y se ha observado hasta en 1.500 especies y documentado en 500 de ellas. Al parecer, se trata de una conducta normal durante la infancia de los animales, o una manera de hacer las paces tras una pelea, como los chimpancés o los macacos de cara roja. Las chinches almacenan el esperma de sus amigos en los cuerpos, para luego depositarlo en una hembra, mientras que los gansos forman vínculos homosexuales e incluso un "ménage a trois" cuando una hembra celosa les interrumpe.
La homosexualidad es común entre mamíferos, aves o insectos, y se ha observado hasta en 1.500 especies y documentado en 500 de ellas
En cualquier caso, la teoría de que las relaciones homosexuales se desarrollan cuando no hay individuos del otro sexo no permite explicar todos los casos. Especialistas de diversos zoológicos han documentado casos de delfines o pingüinos machos que copulan con otros machos, y que rechazan el apareamiento con las hembras de su especie. En el acuario de Florida se les buscó una hembra a los dos delfines que mantenían relaciones homosexuales, y uno de ellos por poco la mata. En el zoológico de Manhattan dos pingüinos machos ignoraron la presencia de sus nuevas compañeras y prefirieron incubar ellos mismos los huevos que se les puso a su disposición, tras haberlo intentado con piedras. Posteriormente, cuidaron perfectamente al retoño. Asimismo, también hay hembras homosexuales de muchas especies. En las gaviotas es frecuente que dos hembras busquen un macho, pongan los huevos en el mismo nido y los críen entre las dos.
Asimismo, diversos estudios sugieren que podría ser una estrategia de supervivencia, determinada por factores sociales. Una investigación sobre macacos hembras, con conductas bisexuales y un tanto promiscuas, sugirió que se trataba de una forma de excitar a los machos sexualmente inactivos.
Según un estudio realizado en ovejas de la Escuela de Medicina de la Universidad norteamericana de Oregón, la sexualidad animal podría estar determinada, entre otras variantes, por un nudo de nervios situado en el hipotálamo (una región del cerebro responsable de la producción de numerosas hormonas). Por ello, los científicos consideran que la selección sexual entre animales debería analizar todos los aspectos sociales y biológicos.
Asimismo, la bisexualidad también es muy frecuente, especialmente en primates superiores, lo que les permite aliviar tensiones, mantener al grupo unido, o como en el caso de los delfines, crear vínculos que favorecen la búsqueda y la protección de las hembras, algo de lo que se muestra convencida Janet Mann, profesora de biología y psicología de la Universidad de Georgetown.
Conductas violentas
La violencia también forma parte de muchas relaciones sexuales. En las especies en que los machos son muy agresivos, hasta llegar a matar a las crías, las hembras pueden optar por varias soluciones:
Eliminar a los machos casi por completo, como en algunas especies de peces
Buscar un protector que ahuyente al violento, como las leonas, las elefantas, la foca monje o la foca elefante
Irse con los menos violentos dejando que se maten entre ellos los más "brutos", como los carneros de Las Rocosas; o con el primero que llegue, como las grandes focas o las cabras porque, si no, los demás machos las matan
Ser más agresivas: Las tigresas usan al macho sólo para la reproducción, pudiendo dejarles ciegos después de un zarpazo. Por su parte, las chimpancés copulan con toda una fila de machos que esperan pacientes su turno. De esta manera, se aseguran quedar preñadas y evita que los machos puedan matar a las crías al no saber si son sus padres. Sin embargo, si no tienen carne, los chimpancés pueden comerse a las crías, que dependen de la ferocidad de sus madres
Asimismo, algunos investigadores han documentado casos de sexo coercitivo aparente, no sin ser objeto de interpretaciones controvertidas. Por ejemplo, se han observado grupos de delfines de nariz de botella o ánsares nivales acorralando a hembras de su especie con pretensiones sexuales. Asimismo, en Sudáfrica se han contemplado casos de elefantes machos jóvenes llevando a cabo supuestas violaciones de rinocerontes a los que asesinaban posteriormente.
Fuente: Alex Fernández Muerza
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