Aparte
de los beneficios lógicos para la relación de la pareja, cuando se tiene, la
actividad sexual tiene una gran cantidad de efectos positivos en muchos
aspectos de la salud.
Salud
general
Uno de
los estudios científicos mejor realizados en los que se planteó los beneficios
del sexo para la salud general estuvieron a cargo del Dr. George Davey-Smith y
colaboradores de la Queens University de Belfast y fue publicado en 1997 en la
prestigiosa revista British Medical Journal. Mil hombres de mediana edad (45-59
años) con parecidas características en términos de salud fueron seguidos
durante un periodo aproximado de 10 años. El resultado fue que los hombres que
manifestaron una mayor actividad sexual (2 ó más por semana) tuvieron la mitad
de muertes en comparación con los que referían una menor frecuencia (1 por
mes).
Otro
estudio realizado por el psicólogo David Weeks del Royal Hospital de Edimburgo
concluyó, después de entrevistar a 3500 personas que parecían más jóvenes de lo
que correspondía a su edad que una
frecuencia de actividad sexual de 3 ó más veces por semana podría ser una
manera de mantenerse y parecer más jóven y prolongar la vida en 10 años.
Ejercicio
físico
La
práctica del coito comporta un cierto ejercicio físico en el que se activa la
circulación de la sangre con la consecuente oxigenación de los tejidos, se hace
trabajar el corazón y mejora la capacidad respiratoria. Un coito muy activo
durante unos 30 minutos puede llegar a consumir entre 150 y 200 calorías, lo
que corresponde a correr 15 minutos en una cinta corredera o jugar un partido
de squash, con la consecuente pérdida de peso. En estado de excitabilidad el
pulso puede pasar de aproximadamente 70 pulsaciones por minuto a 150 que es las
que alcanza un atleta en máximo esfuerzo. Durante el coito se contraen los
músculos de la pelvis, de los muslos, nalgas, cuello y tórax. Se favorece la
producción de testosterona que fortalece los huesos y los músculos, además de
actuar sobre muchas otras funciones del organismo.
Corazón
La
práctica de 3 ó más coitos por semana disminuye el 50% de posibilidades de
tener un ataque de corazón o presentar una apoplejía según el estudio ya
mencionado de la Queens University. Igualmente, condiciona el descenso del
colesterol total y el aumento del colesterol “bueno” (HDL colesterol). Por todo
ello, podríamos decir que la actividad sexual actúa hasta cierto punto como un
protector cardíaco, al disminuir los factores de riesgo de las enfermedades
vasculares.
Capacidad
olfatoria
Después
de la actividad sexual el cerebro libera prolactina que a su vez favorece el
desarrollo de nuevas neuronas del bulbo olfatorio, lo que se traduce en una
mayor capacidad para captar los olores.
Depresión
Un
estudio realizado por Gordon Gallup, un psicólogo americano, en 293 mujeres,
demostró que las que sus parejas no utilizaban preservativo durante el coito
tenían menos tendencia a la depresión que las que si lo utilizaban. Una posible
explicación para este hecho es que la prostaglandina, hormona que se halla en
el semen, puede ser absorbida por el tracto genital femenino, pasar a la sangre
y modular a otras hormonas ligadas a la depresión.
Animo y
bienestar
La
oxitocina liberada durante la actividad sexual disminuye la agresividad, por lo
que es considerada la hormona de la paz y la afectividad. Tiene también una
función relajante y desestresante, favoreciendo y mejorando la calidad del
sueño.
Belleza
La liberación
de estrógenos durante el coito favorece un mayor brillo y suavidad del cabello
y la piel de la mujer.
Atracción
sexual
La
liberación de feromonas durante la actividad sexual condiciona, por vía
olfatoria una mayor atracción y deseo por parte del sexo opuesto.
Dolor
Inmediatamente
antes del orgasmo, la hormona oxitocina aumenta hasta 5 veces respecto a su
valor normal, lo que favorece la liberación de endorfinas que alivia el dolor
de cualquier naturaleza, desde un simple dolor de cabeza hasta la migraña o el
dolor provocado por la artritis. En la mujer el coito también favorece la
producción de estrógenos que disminuye el dolor premenstrual.
A
título de broma, podríamos decir que el famoso dolor de cabeza, real o no
esgrimido por muchas mujeres para evitar la actividad sexual, podría ser
aliviado precisamente con la práctica del coito.
La
oxitocina también estimula las contracciones uterinas y la lactancia.
Catarro
y gripe
Según
un estudio de la Wilkes University de Pensilvania, las personas que practican
el sexo una ó dos veces por semana tienen hasta un 30% mayores los niveles de
los anticuerpos denominados inmunoglobulinas A, ligado a la liberación de la
hormona dihidroepiandrosterona (DHEA), lo que favorece los mecanismos de defensa
frente a enfermedades como el catarro o la gripe. Ello también viene
Vejiga
urinaria
Durante
el coito se hacen trabajar los mismos músculos que son importantes para la
continencia urinaria. La pérdida involuntaria de orina es un problema frecuente
en las mujeres como consecuencia de las alteraciones anatómicas que se pueden
producir después de los partos, de determinadas cirugías genitales y urológicas
o por el simple envejecimiento. Para mejorar este problema se aconseja los
denominados ejercicios de Kegel que consisten en interrumpir reiteradamente el
chorro durante la micción, lo que ayuda a fortalecer la musculatura que
interviene en esta función. Por lo tanto, el coito tendría una función parecida
a los ejercicios de Kegel.
Próstata
Algunos
estudios relacionan el cáncer de próstata con una baja frecuencia de actividad
sexual. Uno de los posibles argumentos para este hecho se basa en que para
producir el fluido seminal que acompaña a los espermatozoides, la próstata y
las vesículas seminales toman zinc, ácido cítrico y potasio de la sangre,
concentrádolos hasta 600 veces. Lo mismo puede suceder con determinados
elementos cancerígenos de la sangre, por lo que una elevada frecuencia
eyaculatoria puede evitar su efecto
perjudical sobre el órgano.
El
estudio que ha causado mayor polémica es el publicado en la revista British
Journal of Urology Internacional donde se concluye que un número de
eyaculaciones superior a 5 por semana disminuye la probabilidad de cáncer de
próstata en el 30%.
Los
hombres jóvenes tienen una mayor predisposición a sufrir inflamaciones de la
próstata, denominadas prostatitis. Cuando están producidas por microorganismos,
estos se ubican y reproducen en el interior de los denominados ductos
prostáticos donde se produce parte del fluido seminal. En estos casos, las
eyaculaciones frecuentes favorecen la expulsión de los elementos infecciosos.
De la
misma manera, la abstención eyaculatoria puede favorecer procesos congestivos
prostáticos, que cursan con diferentes síntomas, relacionados o no con la
micción.
Vagina
La
inactividad sexual puede condicionar la atrofia vaginal y la disminución de su
apertura, teniendo como consecuencia la dispareunia o el dolor coital cuando
esta mujer desee reactivar su vida sexual. En estos casos es aconsejable la
utilización de vibradores o dilatadores vaginales para evitar las consecuencias
mencionadas.
Pene
Parte
del oxígeno que precisa el pene para su mantenimiento procede de la sangre que
entra en los cuerpos cavernosos durante la erección. Cuando no existe actividad
sexual o erecciones, el tejido muscular eréctil no recibe suficiente oxígeno,
por lo que puede transformarse en un tejido endurecido al que denominamos
fibrosis, lo que puede abocar a un proceso irreversible de disfunción eréctil.
La
erección que se tiene durante la actividad sexual induce una mayor frecuencia y
calidad de las erecciones involuntarias, fundamentalmente aquellas que tienen
lugar a lo largo de la noche y por la mañana.
Fuente
iandromss Institut d´Andrologia i Medicina Sexual.
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