(4ta. Parte)
Última entrega sobre las curiosidades relacionadas con la
vida sexual de los antiguos griegos.
Así vivían la homosexualidad: Aparte de la mencionada
pederastía institucionalizada, cuyo último propósito era pedagógico, existieron
en Grecia otras formas de homosexualidad cuyo objetivo era la relación erótica.
Así la vivían los helenos:
Escena de cortejo pederasta
(detalle de una vasija de figuras
negras ática, c. siglo IV aC)
Cada miembro de la pareja homosexual, al igual que las
heterosexuales, desempeñaba un papel claramente determinado e intransferible:
uno de los miembros era el activo y el otro el pasivo.
La moral sexual despreciaba solamente a los homosexuales
pasivos y ensalzaba la virilidad de los homosexuales activos, que eran llamados
lásio, "los peludos".
Los homosexuales pasivos o kínadoi eran objeto de burla y el
pueblo les dedicó motes ofensivos como ketapygon, "loca", y
euryproktoi, "culianchos". A los afeminados se los conocía como
leukópygoi, "colas blancas"; y a los activos se los llamaba
despectivamente melanpygoi, "colas negras".
Platón, erudito de insuperable talento, fue también un
homosexual reconocido. Recomendaba la abstención carnal, pero se sabe que
Aster, Dionisio, Fedro y Alepsis fueron amados suyos. Por el contrario a
Sócrates, de quien se dice que fue amado de Arquelao, ninguno de sus
contemporáneos lo acusa haber practicado la pederastía carnal con sus
discípulos. Aún así, fue muy comentada la suma que el filósofo de Ática pagó a una
casa de citas para que liberasen al hermoso adolescente Fedón de Elis, que se
convirtió en su discípulo favorito.
promontorio Leucadio
(por Théodore Chassériau, c. 1840)
Pionera entre las mujeres: A diferencia de los hombres, las
mujeres mantenían en secreto sus relaciones lésbicas, ya que se consideraba
este comportamiento una desviación sexual. Las tríbadas o lesbianas ya eran
mencionadas en el siglo VI por la poetisa Safo. Ésta, llamada por Platón la
décima musa, dirigía un internado para jóvenes muchachas de la isla de Lesbos,
en el que no sólo se impartían conocimientos espirituales. acusada de disoluta
y sensual, Safo terminó enamorándose de una de sus alumnas, pero su deseo no
fue correspondido, como tampoco lo fue el amor que profesaba por su amigo Faón.
Desesperada por tanto fracaso, se arrojó al mar.
Zorras, perras, monas y demás fauna: Uno de los mayores
antifeministas clásicos fue Simónides de Amorgos (siglo VII aC), que llegó a
afirmar que cada 10 mujeres sólo una era recatada y obediente y digna de su
esposo. Las nueve despreciadas estaban plagadas de defectos. Así, Semónides,
estableció que la mujer sucia viene de la cerda; la curiosa de la perra; la
astuta de la zorra; la perezosa de la mula; la rencorosa de la comadreja; la
coqueta de la yegua; y la fea de la mona. Para Semónides, esta última era la
peor mujer de todas y convertía en desgraciado al que se casaba con ella.
Celestino profesional: Un curioso oficio griego era el de
prommestrídes, una especie de asesor matrimonial cuyo objetivo era convencer a
cada familia de las virtudes y ventajas de los pretendientes, mientras ocultaba
y minimizaba sus peores defectos.
Se recomienda una década más: En los matrimonios griegos
eran recomendado que el esposo fuera al menos 10 años mejor que su esposa.
(entre los romanos se llamó Baco)
¡Al Pan, Pan... y que suena la flauta!: Para cerciorarse de
que una joven casadera era virgen, ésta era sometida a un examen visual por una
partera de confianza. En algunas ocasiones se recurría a otros métodos menos
racionales, pero más divinos. Una costumbre de Éfeso obligaba a la novia a
encerrarse la víspera de la boda en una cueva en la que, según la tradición, el
dios Pan había consagrado a la doncella Artemis. En la cueva había una flauta
suspendida del techo que, supuestamente, había pertenecido a Pan. Si la
muchacha encerrada era virgen, el instrumento sonaba y la puerta se abría. Pero
si la joven ya había perdido la virginidad, la flauta permanecería muda y la
muchacha ¡desaparecía devorada por las entrañas de la caverna!
El guardia nupcial: Para evitar bromas por parte de las
amistades en la noche de bodas, la habitación de los recién casados estaba
custodiada por un guardia macizo o thyrorós, un amigo de confianza del novio
que disuadía a los bromistas.
Cuando las novias eran violadas: La noche de las bodas era
afrontada por la novia como un suplicio, ya que la tradición establecía que
fuera brutalmente tomada por su marido. Para encubrir los gritos de la mujer,
los invitados entonaban cánticos llamados epitalamios, según cuenta Teócrito.
En Esparta. el ritual nupcial consistía en fingir el rapto y violación de la
novia.
Alternativas al viagra: Para conservar su potencia sexual,
los varones griegos nunca debían orinar donde antes los hubiera hecho un perro,
y no debían ingerir alimentos que pudieran contener excrementos de ratón. Un
amuleto para aumentar la virilidad consistía en atar el testículo derecho de un
asno en un brazalete.
Y alternativas a la píldora: el la Grecia arcaica, las
mujeres que no querían quedar embarazadas metían el hígado de un gato en una
bolsita que se ataba al pie izquierdo o giraban después de la menstruación
alrededor de un garbanzo de Cirene en un platito con agua. Y Sorano de Éfeso,
en su tratado de ginecología, explica un método anticonceptivo de emergencia:
"la mujer debe contener la respiración y retraerse levemente durante el
coito. En cuanto termine, debe levantarse y ponerse en cuclillas para provocar
un estornudo, y limpiarse cuidadosamente las partes y beber agua fría".
Flor de afrodisíaco: Uno de los afrodisíacos más preciados
por los griegos eran las orquídeas, cuya flor recordaba al testículo humano. La
palabra orquídea proviene de órquis, que significa testículo.
Que corra el aceite: Para hacer el amor y masturbarse, los
hombres aplicaban aceite en el miembro viril y las mujeres hacían los propio
cuando practicaban autoerotismo con los ólisbos, una especie de consoladores.
Esta costumbre oleosa se practicaba por cuestiones de higiene.
Carlos Berdún, periodista y profesor de historia.
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